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lunes, 27 de julio de 2015

Gestionando nuestro propio comportamiento para poder gestionar el de nuestros alumnos. Huir o luchar

La amígdala es un pequeño objeto en forma de nuez que se encuentra en la mitad del cerebro límbico y controla la respuesta a las señales de amenaza. Realmente es como si tuviésemos dos mentes - una mente emocional y una mente racional -, pero la mente emocional es dominante. Responde rápidamente a las señales y envía hormonas, deliberadamente, para detener el pensamiento del cerebro racional. Supongamos que nos encontrásemos con una serpiente por la calle; antes de que pudiésemos descubrir si se trata de una serpiente venenosa o no, la amígdala se activa: envía sangre rápidamente a las manos para luchar y a las piernas para correr y escapar.
Fuente:wikipedia.org



Al mismo tiempo, libera una pequeña cantidad de hormonas en el cerebro racional, que se encuentra justo detrás de la frente, en la corteza prefrontal, para que se detenga el pensamiento racional. Esto ocurre debido a que si me enfrento a una serpiente peligrosa, yo no necesito el pensamiento torpe y lento del cerebro racional; para huir de una serpiente necesito la reacción inmediata y sensible del cerebro emocional. El cerebro racional piensa de esta manera: "tal vez debería buscar en el libro de serpientes e identificar que tipo de serpiente es la que tenemos delante. ¿Tiene la cabeza triangulada? ¿Es venenosa la que tiene manchas rojas sobre el negro o la que tiene manchas negras sobre el rojo?." El cerebro emocional detiene el pensamiento racional deliberadamente, por ejemplo, estás caminando por un canal con un niño pequeño que se resbala y cae en el canal. Tu cerebro racional dice que esta mañana hace bastante frío y que tal vez necesitarías un traje de neopreno, y además llevo encima el teléfono móvil; para entonces, ya es demasiado tarde. Por supuesto, tu cerebro emocional entonces entra en acción, detiene el pensamiento racional y nos sumergimos directamente en el agua para salvar al niño.

Desde que nacemos estamos condicionados a reconocer que una sonrisa significa seguridad y una no-sonrisa es una señal de amenaza. Algo tan simple como una cara de fastidio o una reacción irritada en un aula puede provocar una reacción emocional en los niños. No tiene que ser una situación de vida o muerte; de hecho, la amígdala no se desarrolla totalmente hasta que la persona alcanza los 25 años, así que realmente nuestros alumnos son jóvenes con una mente emocional en desarrollo.

 Cualquier cosa que se implanta en la amígdala entre las edades de cero y ocho años permanece en ella de forma fija. No se puede sacar. Los niños que han tenido experiencias muy difíciles durante su primera infancia no pueden hacer un "borrón y cuenta nueva". Hay que trabajar con los niños con esos recuerdos, y es por ello que algunos niños reaccionan ante los adultos de una manera muy extraña, de una manera muy emocional, de una manera muy inesperada, ya que su amígdala está entrando en juego al ver a adultos enojados, adultos que les gritan y adultos que muestran desinterés o disgusto por ellos. En el aula, en el laboratorio, en el taller, es importante que entendamos que lo que está pasando muy a menudo no es personal y dirigido hacia nosotros, es parte de la condición humana, se trata de un niño que interpreta equivocadamente una señal de amenaza de un profesor y reacciona de manera inapropiada.

Fuente: https://psicologagranada.es


Una vez que empezamos a entender que una pequeña explosión de hormonas puede bloquear el cerebro racional, podemos empezar a entender por qué gritar a los niños, por qué levantarles la voz, humillarlos o crearles una crisis emocional es tan contraproducente para el buen aprendizaje.


La creatividad y la capacidad de pensar nuestros alumnos, en estos casos, queda totalmente suprimida. La falta de creatividad en los niños que viven con estrés puede ayudar a explicar la falta de creatividad en los estudiantes que protagonizan la mayor parte de los problemas de disciplina de nuestras aulas. Los estudiantes que viven permanentemente en una situación estresante pueden desarrollar su cerebro reptil y reaccionar de una forma propia de la confrontación que reflejan una reacción de huir o luchar. Los profesores a menudo reaccionan ante estos enfrentamientos, aumentando la presión sobre el estudiante generando un ciclo desagradable tanto para el estudiante como para el educador.

Para ir mas allá:

Les recomiendo la lectura de la web Bigthink  dónde el neurólogo Joseph Le Doux explica la función de la amígdala y su función ante respuestas emocionales.

También interesante el libro de Daniel Goleman: Inteligencia emocional, dónde Goleman introduce el concepto de "secuestro de la amígdala" para describir la respuesta emocional a muchas situaciones diarias.

Finalmente, para el desarrollo de las relaciones con nuestros alumnos, el trabajo de Albert Bandura  de la Stanford University en su Teoría del aprendizaje social.

Para reflexionar y participar en el blog:

¿Cual crees que puede ser el impacto de esta información sobre el comportamiento de nuestros alumnos en clase? Con esto en mente ¿que cambiarías en tu forma de dar clases?

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